viernes, 10 de julio de 2009

"Éxitos" criptozoológicos I: El okapi

El okapi es la especie no extinta más cercana a la jirafa hoy en día. Es considerado un fósil viviente por su similitud con los primeros jiráfidos que surgieron en la prehistoria; el Mioceno, siendo más precisos. Habita en África, en las tupidas selvas del norte de la República Democrática del Congo.

Las primeras sospechas de la existencia de este animal datan de 1890, cuando sir Henry Morton Stanley, que exploraba las riberas del río Congo por mandato del rey de Bélgica expresó en su diario sus dudas. Antes de eso, en Occidente se ignoraba completamente la existencia del okapi. Morton relató en sus memorias la extrañes que experimentó al comprobar que los nativos pigmeos de la zona no mostraban asombro alguno ante los caballos que llevaban en la expedición, que debían ser animales absolutamente desconocidos para los nativos.
El europeo interrogó a los lugareños y a sus preguntas ellos respondieron que en las junglas de la zona habitaba un animal muy similar a sus caballos; el “o’ api”.

Los relatos de Morton sobre este misterioso animal motivaron posteriormente a sir Harry H. Johnston a organizar y realizar una expedición al Congo Belga (en ese entonces), en busca de esta posible especie ignorada por la zoología, que navegó el río Congo en 1899, arribando a la zona de los nativos pigmeos Wambutti, los cuales le explicaron con mayor detalle la apariencia del animal. Recién en 1900 obtuvo pruebas sólidas; dos pieles de okapi, que envió a la Zoologycal Society de Londres, donde se comprobó que pertenecían a una especie desconocida que se bautizó como Equus johnstoni. Posteriormente con la obtención de cráneos del animal, se pudo comprobar que era en realidad una especie de jirafa de bosque, por lo que se rebautizó como Okapia johnstoni.
Si bien el descubrimiento del okapi no fue realizado por criptozoólogos, la actitud de los responsables de su descubrimiento corresponde a la “actitud criptozoológica” que propuse en el primer capítulo. La situación, además, corresponde al arquetipo de situación en la que un criptozoólogo debe intervenir.

Es debido a esto que los criptozoólogos usan este acontecimiento como argumento contra las críticas provenientes de la comunidad científica, pues se dio (no por criptozoólogos, pero se dio) una búsqueda de una criatura oculta, lográndose el objetivo de develar la verdad, que es, en este caso, la existencia positiva del okapi. Se realizó un proceso de investigación y seguimiento criptozoológico, que lograron cumplir la meta, a través de pruebas fiables y finalmente, la obtención de un espécimen. Es un trabajo casi perfecto, criptozoológicamente hablando, aunque realizado por zoólogos, que ni sabían el significado de esta palabra, pues aún no existía.

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