La situación de la criptozoología es bastante ambigua. Es considerada por gran parte de la comunidad científica como una pseudociencia o "falsa ciencia", que carece de verdaderos fundamentos científicos. Sus estudios son, para la mayoría de escépticos, poco objetivos, pues usualmente buscan descifrar la existencia de seres "imposibles" o fantásticos (aludidos en tradiciones y en la mitología de diversas culturas), y cuentan con poca o ninguna evidencia verídica para justificarse. Por mantenerse nadando en el mar de la posibilidad, de la hipótesis, sin algo tangible bajo el brazo, la criptozoología es descartada por la mayoría.
Al catalogarse de esta forma, carece de credibilidad y de la condición de ciencia, por lo que no se enseña (al menos no oficialmente) en los institutos y universidades de todo el mundo. Los criptozoólogos por lo tanto son profesionales de otras ramas, no muy lejanas claro, como la biología, que toman la criptozoología como una especie de "hobby", aunque manteniendo la rigurosidad científica (dependiendo de la persona). No existen pues criptozoólogos profesionales o titulados; la criptozoología ha quedado relegada a la clandestinidad, siendo escasísimos los expertos en esta disciplina que puedan ser considerados como tales, y menos aún los respetados y reconocidos mundialmente.
La etiqueta de “ciencia de los monstruos”, que se le ha incrustado a la criptozoología afecta la credibilidad de todos sus adeptos, y la muestra como una pseudociencia disparatada, con poca seriedad científica.
“Ciencia de los monstruos”, eso dice mucho de la reticencia que existe en la mayoría de círculos académicos a aceptar a la criptozoología y su posible valor científico. Pero la criptozoología contemporánea ha estado alerta y no se ha dejado someter; se está convirtiendo en una disciplina más meticulosa con el paso de los años. A esta nueva tendencia corresponden una facción de criptozoólogos que buscan alejarse de lo anómalo, que quieren excluir de sus estudios a las criaturas de elementos paranormales o “mágicos”, denominándolas pseudocríptidos, para llevar al estudio de los animales ocultos a un nivel más elevado, dejando atrás la camisa de fuerza de las pseudociencias.
domingo, 12 de julio de 2009
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