Si logra su objetivo y comprueba la existencia de un críptido, a diferencia de la mayoría de ciencias, no incrementa su campo de aplicación, inmediatamente este animal pasa a ser objeto de estudio de la zoología, pues como ya ha sido identificado, ya no es un ser de existencia dudosa, sino una nueva especie reconocida.
Todo el proceso de indagación y estudio realizado por el criptozoólogo, previo a la identificación de la criatura, sobre la posible taxonomía, historia natural y apariencia de esta se convierte en información inútil, o útil quizás, pero para la zoología, que prosigue con la investigación de la nueva especie declarada.
- La “actitud criptozoológica”
A falta de un término existente para referirse a la actitud, a la disposición de rebuscar vigorosamente (y con gran persistencia) la verdad sobre una criatura de existencia no comprobada, empujado por la intriga y el deseo de ampliar el conocimiento zoológico, he acuñado el término “actitud criptozoológica”. Todos los auténticos criptozoólogos tienen esa actitud, y realizan su trabajo empujados por ella; también aquellos que no se consideran criptozoólogos, por distintas razones, pero comparten esas ganas, esa curiosidad e inquietud, tienen esta actitud.
Es esta actitud la que empujó a zoólogos, naturalistas, botánicos, exploradores y demás hombres dedicados al estudio de la naturaleza a realizar lo necesario para averiguar la existencia de criaturas como, por ejemplo, el okapi o la mariposa esfinge…